Muchas veces escuchamos la frase “Los polos opuestos se atraen”. No sé qué habrá de cierto en esta afirmación aunque puedo entender que en ocasiones nos sentimos atraídos por alguien que representa lo que nosotros mismos no somos. Puede que esa persona que es tan diferente a nosotros nos parezca especialmente interesante aunque a largo plazo, ¿nos hacen tanta gracia esas diferencias o se terminan convirtiendo en un problema? ¿Es necesario encontrar inicialmente mayor compatibilidad con tu pareja para evitar discrepancias posteriores?
El amor es un sentimiento universal que funciona de manera diferente en cada uno de nosotros. Crear un vínculo duradero con alguien es muy complejo, al igual que conocer qué tipo de pareja va a funcionar a largo plazo. Yo no me aventuraría a decir a alguien que su relación no va a llegar a buen puerto porque él o ella y su pareja sean radicalmente distintos. Pienso que cada pareja, como cada persona, es un mundo y creo firmemente que si se quiere a alguien, se puede buscar la manera de minimizar los conflictos y llegar a un mayor entendimiento, basado precisamente en la aceptación de esas diferencias y en el respeto a los deseos y necesidades del otro.
La idea de hablar sobre las claves para mejorar las relaciones entre polos opuestos, surgió a raíz del comentario de una persona en el post “guía de supervivencia para introvertidos”. Este chico comentaba que como introvertido, echaba de menos alguna guía sobre cómo manejar su relación de pareja con una extrovertida. Este es uno de los casos en los que quizá las diferencias entre dos personas son más marcadas. Una persona con predominancia a la introversión tiene una preferencia a la hora de relacionarse consigo mismo y con los demás que es radicalmente diferente a la de un extrovertido y, por ello, pueden surgir conflictos a la hora de hacer planes con otras personas: familiares, amigos…o incluso en el momento de decidir cómo disfrutar el tiempo de ocio. Mientras el introvertido carga pilas viviendo “hacia dentro”, el extrovertido tiene mayor necesidad de estar conectado con el mundo exterior.
A continuación voy a establecer unas claves que creo que pueden ayudar a todas las parejas en general y, en particular, a aquellas parejas cuyas personas sean más diferentes entre sí:
1.- Desarrollar la empatía.
En la entrada “el mapa no es el territorio” ya os hablaba de la forma particular que tenemos cada uno de nosotros de concebir el mundo. Como señala la PNL (Programación Neurolingüística), cada uno de nosotros tenemos una representación interna subjetiva de la realidad y con ella construimos nuestro “mapa del mundo” que dirige nuestra forma de comportarnos y reaccionar en nuestro entorno. Por tanto, pretender que los demás vivan su vida desde mi propio mapa conduce irremediablemente al conflicto. Si entiendo que mi pareja tiene un mapa diferente y hago lo posible por entenderlo y respetarlo, las cosas me irán mejor. En este sentido, la empatía consiste en ponerme en la piel del otro e intentar entender lo de piensa, cómo se siente, cuáles son sus necesidades, sus intereses, etc.
Cuando entendemos mejor el funcionamiento de la otra persona y sus intenciones a la hora de comportarse como lo hace, más fácil es responder de una manera más adaptativa para la relación. Cuando alguno de mis clientes me plantea problemas a la hora de entenderse con su pareja, suelo recomendar las lecturas de los libros “El cerebro masculino” y “El cerebro femenino” (Ed. RBA) de la autora Louann Brizendine. El tener más información del funcionamiento de la biología en el sexo opuesto, nos puede ayudar a entender mejor su comportamiento en determinadas circunstancias.
Para el desarrollo de la empatía en la pareja, también sugiero el ejercicio de “actúa como si fueras el otro”. Consiste en que la persona se imagina dentro del cuerpo de su pareja, como si realmente fuese ella. Ante un acontecimiento externo, por ejemplo, se intenta adquirir la postura de esa persona, pensar y sentir como ella, reaccionar y comportarse como lo haría el otro. Al mismo tiempo, puede intentar comprender el por qué esa persona piensa, siente y actúa de esa manera, si puede ser por el tipo de experiencias de vida que ha tenido, por influencias familiares, etc. Nunca vamos a poder entender el mapa de la otra persona tal y como es pero, al menos, de esta manera, podemos aproximarnos mucho más a él.
Otra versión de este ejercicio podría ser que cada miembro de la pareja tome el rol del otro durante unas horas o unos días y que se intenten comportar tal y como lo haría su pareja. Al estar durante un tiempo más prolongado en su piel, puede llegar a comprender mejor sus intenciones, deseos y necesidades. Se podrían incluso exagerar las actuaciones y hacer que sea algo divertido (sin herir a la otra persona claro, que el objetivo del ejercicio es mejorar la relación, no fastidiarla más…).
2.- Dejar a un lado las exigencias
Hay personas que tienen como propósito cambiar a su pareja. Piensan que “debería” ser de una determinada manera y que no van a ser felices si el otro no se ajusta a sus expectativas. Puede que conozcan a la otra persona desde hace mucho tiempo tal y como es pero, aunque ya conocen lo que no les gusta de ella, albergan la esperanza de que cambie para que se ajuste más a su ideal de pareja o a su propio mapa o forma de entender la vida.
No se puede exigir a nadie que sea de una determinada manera. Se podrán matizar o ajustar determinados aspectos para mejorar la relación o la convivencia pero siempre y cuando ambas partes estén de acuerdo. Pretender que los demás sean y actúen como nosotros queremos que lo hagan no es realista. Antes de embarcarte en una relación o de adquirir algún tipo de compromiso más serio, analiza detenidamente si es esa la persona con la que quieres compartir tu vida, si tenéis en mente un proyecto en común y estáis de acuerdo en los aspectos básicos de una relación: casarse o no, tener hijos o no tenerlos, tiempo a invertir con amigos y familia, cómo disfrutar el tiempo de ocio, etc…
3.- Romper con la idealización del amor
Pienso que el cine y la literatura han contribuido a que generemos una imagen del amor poco realista. Quizá también lo que vemos en las películas son relaciones que están en una fase incipiente en la que la pasión y la idealización del otro están todavía muy presentes.
Soy de la opinión de que cada persona ha podido construir su propia definición de lo qué es el amor basada en muchos factores pero lo importante en este punto es que, si realmente quieres construir un vínculo duradero con alguien a largo plazo, entiendas que la noción de amor es diferente en cada persona. Más que ir en busca de un ideal, creo que sería interesante que cada pareja construyera la relación que para ellos fuese la más satisfactoria, aunque otros no estén de acuerdo con ello.
Para que una relación funcione, es muy importante que se eliminen determinadas creencias sobre cómo “debería” ser una relación. Creencias del estilo: “tenemos que hacer todo juntos porque somos pareja” o “tenemos que tener los mismos hobbies, gustos o intereses” conducen muchas veces a problemas en la relación. Una amiga me comentaba hace tiempo que le molestaba muchísimo que su pareja no fuese con ella a clases de baile de salón. Pensaba que “debía” hacerlo por ella ya que le hacía muchísima ilusión. Su pareja, por otra parte, odiaba el baile y la idea de juntarse con otra gente para, además, bailar un tipo de música que no le gustaba, le parecía el peor de los planes. ¿Realmente quieres empujar a tu pareja a hacer algo que le resulta incómodo y desagradable solo porque a ti te apetece el plan? ¿Estaría disfrutando él de la experiencia? Pienso que en estos casos lo mejor es buscar a otra persona que tenga el mismo interés que tú en esa misma actividad y proponérselo.
Por otra parte, muchas veces surge el típico reproche de: “cuando empezamos a salir lo hacías por mí y ahora…”. Pienso que aquí, deberíamos también entender que en la fase de “conquista” hacemos un esfuerzo especial para agradar al otro. Esto no quiere decir que cuando la relación esté consolidada dejemos de atender las necesidades de nuestra pareja o no tengamos detalles o no hagamos planes para agradarle pero, siendo un poco realistas, tendríamos que entender que al principio de una relación el sobreesfuerzo para gustar al otro es mucho mayor.
4.- Comunicar nuestras necesidades
Muchas veces esperamos que la otra persona entienda nuestros deseos, necesidades e intereses sin ni siquiera exteriorizarlos. Puede que haya personas más receptivas que capten esos aspectos pero tampoco sabemos si los están interpretando correctamente. Si esperamos que alguien atienda a nuestras necesidades debemos expresarlas y, por otra parte, hacer lo posible para entender las de la otra persona, ayudarle a que también las ponga sobre la mesa.
En este caso, un buen ejercicio sería que ambos miembros de la pareja hagan tres listas: un listado con las cosas que te gusta hacer y consideras necesarias en tu vida para poder sentirte bien, otro con las que no te emocionan especialmente pero que no te importa hacer y, por último, una lista con aquellas cosas que menos te gusta hacer y se te hacen cuesta arriba.
En el siguiente punto veremos qué hacer con estas listas.
5.- Llegar a acuerdos para actuar en un modelo en que ambas partes ganen (“win-win”)
Atendiendo al ejercicio propuesto en el punto anterior, se podrían establecer espacios en común para hacer actividades con los que ambos disfruten o incluso llegar a acuerdos para que en determinadas ocasiones se hagan cosas que, aunque uno mismo no disfrute demasiado, sean importantes para su pareja.
Toda relación, sea personal o profesional, debe basarse en un modelo “Win-Win” si quiere prosperar. Es decir, que ambas partes vean satisfechas sus necesidades al menos a medio o largo plazo. Muchas veces, por las circunstancias que sean, una persona en la pareja puede necesitar mayor atención o apoyo. Sin embargo, si a medio o largo plazo siempre hay uno que sale perdiendo o cuyas necesidades no se están satisfaciendo adecuadamente, el conflicto está asegurado. Este conflicto podría venir en forma de resentimiento, tristeza, reproches, aislamiento, actitudes vengativas, etc…Es imprescindible mantener un buen equilibrio entre las necesidades de ambos miembros de una pareja para que la relación funcione.
6.- Reencuadrar la situación
El reencuadre es la capacidad de percibir una situación desde distintas perspectivas y apostar por aquella que nos resulte más útil para obtener resultados más favorables. Cualquier situación en nuestra relación de pareja que nos haga sentirnos mal es susceptible de ser vista desde un punto de vista más optimista. Tendemos a centrarnos en los aspectos negativos de las situaciones o las personas, a magnificar lo malo y minimizar lo positivo. ¿Qué pasaría si viésemos una situación que tenga lugar con nuestra pareja desde los “ojos” del inicio de nuestra relación? ¿Seríamos tan intransigentes con los comportamientos del otro? También podríamos intentar ver la situación desde el prisma de otra persona a la que respetemos o que pensemos que podría resolver esa situación adecuadamente y preguntarnos qué haría si estuviese en nuestro lugar. Otra estrategia utilizada por la Programación Neurolingüística es realizar un “salto en el tiempo” y vernos a nosotros mismos con la situación conflictiva resuelta y, desde ahí, preguntarnos qué hemos hecho para resolver el problema. Cualquier estrategia que nos saque de nuestro propio mapa para intentar ver alternativas al conflicto es bienvenida. Si cambiamos el “marco” a la situación, es decir, si cambiamos el contexto, podemos ver el escenario de una manera más objetiva, evita que estemos en un estado en el que la emoción es predominante y nos impide ver la realidad sin el tinte de la subjetividad.
Estas son sólo algunas claves que considero pueden ayudar a aquellas personas que sienten que su relación de pareja no pasa por un buen momento y quieren dar una oportunidad a la relación. A veces se dan por perdidas parejas que tomadas a tiempo y con una buena estrategia pueden prosperar, a pesar de las diferencias. Si es cierto que los polos opuestos se atraen, habrá que trabajar a fondo también para que permanezcan unidos!
¡Feliz semana!