De la ciencia del Shinrin-Yoku a la calma de la jardinería terapéutica
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En un mundo cada vez más urbanizado y digital, el debate sobre el impacto de nuestro entorno en el bienestar psicológico es crucial. La ciencia lo confirma: nuestra conexión con la naturaleza no es un lujo, sino una necesidad fundamental para una mente sana. Dos autoras, la periodista Lucy Jones y la psiquiatra Sue Stuart-Smith, han explorado a fondo esta relación en sus aclamadas obras, ofreciendo una visión profunda y esperanzadora sobre el poder curativo del mundo natural.
La desconexión moderna y la «pérdida del edén»
La base biológica de nuestro amor por lo natural (Biofilia)
Lucy Jones, en su libro Losing Eden: Why Our Minds Need the Wild (Perdiendo el Edén), argumenta que la falta de interacción con el medio ambiente ha provocado una crisis global de salud mental. Jones explora la hipótesis de la biofilia (el amor innato por la vida y los sistemas vivos), sugiriendo que los humanos estamos genéticamente predispuestos a buscar la conexión con la naturaleza.
La investigación de Jones demuestra cómo la exposición a espacios verdes actúa a nivel fisiológico:
- Reducción del estrés: estar en entornos naturales disminuye los niveles de la hormona del estrés, el cortisol.
- Restauración cognitiva: el contacto con la naturaleza funciona como un potente interruptor de reinicio mental. La estimulación sensorial que ofrece el entorno natural (los sonidos del viento, el olor a tierra mojada, las vistas panorámicas) permite que la mente descanse de la concentración dirigida y el esfuerzo mental constante. Este fenómeno de recuperación es el pilar de la Teoría de la Restauración de la Atención (TRA), un concepto clave del que hablaré más adelante para entender cómo los entornos verdes recargan nuestras funciones cognitivas.
Al perder el acceso a estos espacios, perdemos una herramienta esencial para la resiliencia mental. La obra de Jones no solo es una llamada urgente a reintroducir lo salvaje en nuestras vidas, sino también a proteger el planeta, ya que nuestro bienestar está intrínsecamente ligado al de la Tierra.

La ciencia del descanso cerebral: la teoría de la restauración de la atención (TRA)
La vida moderna, con su constante bombardeo de información y distracciones (desde el scroll en redes sociales hasta el ruido de una oficina abierta), exige un esfuerzo mental monumental conocido en psicología como Atención Dirigida. Esta atención es la que nos permite concentrarnos, enfocarnos y tomar decisiones complejas, y está gestionada por las funciones ejecutivas de nuestro cerebro.
El problema es que esta capacidad es finita. El uso excesivo de la atención dirigida conduce inevitablemente a la Fatiga de la Atención Dirigida (FAD), manifestándose en:
- Problemas para concentrarse.
- Toma de decisiones deficiente.
- Reducción del autocontrol y la resiliencia.
La naturaleza como recarga mental
La Teoría de la Restauración de la Atención (TRA), propuesta por Rachel y Stephen Kaplan en 1989, explica que las «experiencias verdes» son el antídoto perfecto contra esta fatiga. La naturaleza nos permite cambiar a un modo de atracción involuntaria o fascinación (observar las nubes, escuchar el viento) que no requiere esfuerzo mental, permitiendo que la atención dirigida descanse y se restaure.
Según la TRA, un entorno natural es efectivo si cumple cuatro condiciones clave (estar lejos, extensión, fascinación y compatibilidad), proporcionando ese escape psicológico y esa inmersión relajante que el cerebro necesita urgentemente para recuperar su funcionamiento cognitivo óptimo:
Estar lejos (Being Away):
- Se refiere a una sensación de distanciamiento mental de las rutinas, demandas y preocupaciones diarias que causaron la fatiga. No necesariamente implica un viaje largo, sino una sensación de escape o de estar en un lugar diferente a lo habitual. Algunos ejemplos serían: alejarse de los correos electrónicos, las listas de tareas pendientes o las responsabilidades laborales.
Extensión (Extent):
- El entorno debe ser lo suficientemente amplio y enriquecedor para que te sientas inmerso en él. Debe tener la capacidad de envolverte y ofrecer un mundo lo suficientemente vasto para la exploración mental o física. Ejemplos: un parque con senderos que se pierden, un bosque o un paisaje con suficiente profundidad y variedad para que tu mente pueda vagar y descubrir sin aburrirse rápidamente.
Fascinación (Fascination):
- Es el elemento central. Se refiere a una atención suave e involuntaria que el entorno natural capta sin esfuerzo por tu parte. A diferencia de la atención dirigida (que agota), esta atención «suave» es agradable y permite que la mente descanse. Algunos ejemplos serían: observar las nubes moverse lentamente, escuchar el sonido del agua, mirar el movimiento de las hojas o los patrones de una flor. Estos estímulos son interesantes, pero no exigen un esfuerzo mental intenso.
Compatibilidad (Compatibility):
- Debe haber un buen ajuste entre lo que quieres hacer y lo que el entorno te permite hacer (o te motiva a hacer). El ambiente debe ser compatible con tus objetivos y deseos inmediatos de restauración. Ejemplo: si tu deseo es la tranquilidad, un sendero silencioso es compatible; si es la relajación, sentarse bajo un árbol es compatible. El entorno debe sentirse alineado con tu necesidad de restaurarte.
El poder del bosque: Shinrin-Yoku y ciencia
Sumérgete en la atmósfera forestal para una mente más fuerte
Una de las prácticas más estudiadas dentro de la ecoterapia es el Shinrin-Yoku, o Baño de Bosque, un concepto que se popularizó en Japón en la década de 1980. Aunque el término fue acuñado inicialmente por Tomohide Akiyama de la Agencia Forestal Japonesa, el movimiento ha sido respaldado y estudiado científicamente por investigadores clave como el Dr. Qing Li y Yoshifumi Miyazaki.

Los Baños de Bosque no son un simple paseo o senderismo; es una inmersión intencional y sensorial en la atmósfera del bosque. Sus beneficios, que Lucy Jones también destaca como evidencia científica de nuestra necesidad de lo salvaje, incluyen:
- Fortalecimiento del sistema inmunológico: el Dr. Qing Li, autor de Shinrin-Yoku: Cómo encontrar la salud y la felicidad a través de los árboles, demostró que inhalar los compuestos químicos volátiles de las plantas (fitoncidas) aumenta el número y la actividad de las células NK (Natural Killer), que combaten virus y células tumorales.
- Reducción de la presión arterial: el efecto de relajación profunda reduce la tensión física asociada al estrés crónico.
- Mejora del estado de ánimo: los sonidos, los colores y los olores del bosque proporcionan una calma que ayuda a mitigar la ansiedad y la depresión.
Ecoterapia y la jardinería terapéutica
El jardín como espacio de sanación y renovación
Por su parte, la psiquiatra y psicoterapeuta Sue Stuart-Smith, en su bestseller The Well-Gardened Mind: The Restorative Power of Nature (La Mente Bien Ajardinada), se centra en el poder terapéutico de la jardinería y la horticultura. A través de la ciencia, la historia y conmovedores estudios de caso, Stuart-Smith revela cómo el simple acto de trabajar la tierra puede ser profundamente restaurador.

La jardinería terapéutica ofrece beneficios específicos:
- Ritmo cíclico: el jardín impone su propio ritmo de crecimiento, decadencia y renacimiento. Este ciclo de la vida ayuda a las personas a procesar el duelo, el trauma y el cambio, proporcionando una sensación de esperanza y continuidad.
- Immersión física: el trabajo físico de plantar, regar y desmalezar es un ancla en el presente. Tal como argumenta Stuart-Smith, ensuciarse las manos con tierra es crucial; se ha demostrado que bacterias como Mycobacterium vaccae, que se encuentran en el suelo, pueden aumentar los niveles de serotonina (el «químico de la felicidad») en el cerebro.
- Sentido de pertenencia y propósito: cuidar de algo vivo da una sensación de propósito y de conexión con el lugar. Stuart-Smith narra historias de programas en prisiones, centros de rehabilitación y hospitales donde el trabajo con plantas ha sido fundamental para la recuperación. El jardín se convierte en un espacio de transición donde la mente herida puede comenzar a reconstruirse.

Cómo integrar la naturaleza en tu rutina diaria
La obra de Jones y Stuart-Smith nos inspira a pasar de la teoría a la práctica. Si bien no todos podemos tener un gran jardín, hay formas sencillas de reconectar con el mundo natural para mejorar la salud mental y emocional:
- Practica el Shinrin-Yoku: Ve más allá del simple paseo. Detente. Toca la corteza de un árbol, inhala el aroma del suelo, escucha el viento. Absorbe la atmósfera del bosque con todos tus sentidos.
- Crea un mini-jardín Interior o en el balcón: Sigue el espíritu de Sue Stuart-Smith. Cultiva hierbas aromáticas, microgreens o plantas de interior. Toca las hojas, huele la tierra, observa su crecimiento para anclarte en el presente.
- Crea tu propia Kokedama o terrario: toca la tierra, modela el musgo. Usa tus manos para crear un pequeño ecosistema y comprométete con su cuidado.
- Paseos diarios «verdes»: En lugar de caminar en calles congestionadas, busca parques, jardines públicos o senderos naturales. Incluso 20 minutos de exposición a la naturaleza pueden reducir significativamente el estrés.

¿Listo para sembrar el bienestar en tu vida? La respuesta a muchas de las tensiones modernas podría estar más al alcance de tu mano de lo que imaginas. ¡Sal y deja que la naturaleza cuide de tu mente!
No te pierdas mis experiencias guiadas de Baño de Bosque o Shinrin-Yoku en mi canal de Youtube